Las verduras de raíz son las que crecen debajo de la tierra, su meta es cavar profundo. Se dice que consumir verdura de raiz nos ayuda a enrraizarnos en la tierra, aportándonos energía estable, fortaleza, confianza, concentración, persistencia y voluntad. Pues yo no voy a dejar que seamos menos, por eso preparo este plato que nos encanta consumir en cuanto el frío se acerca.

Es un estofado sencillo. Hay que cortar las verduras en trozos semigrandes y con cortes en diagonal para que la verdura desprenda todo su dulzor.

  • 4 cebollas
  • 3 chirivías
  • 2 nabo
  • 1 nabo daikón
  • 4 o 5 zanahorias
  • un trozo de calabaza
  • aceite de oliva
  • 1 tacita de agua
  • 2 cucharadas soperas de jugo concentrado de manzana
  • 2 cucharadas de tamari
  • 1 hoja de laurel

Empezaremos salteando las cebollas en un chorrito de aceite de oliva y una pizca de sal. Siempre a fuego medio-bajo. En cuanto dore un poquito se añade el resto de verduras cortadas y la hoja de laurel. Remover y tapar. Al rato añadir el agua y volver a remover y tapar. Dejar que vaya haciendo chup chup. Añadir el jugo concentrado de manzana y el tamari, remover y volver a tapar. Ir controlando. En cuanto veas que al pinchar queda más o menos blandito, apaga el fuego y deja reposar.

Es ideal para acompañar un plato de cereal en grano, proteína animal o vegetal.

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