En este post queremos compartir unos trucos para detectar rápidamente si un alimento está o no en buen estado para que organices tu despensa y no tengas que tirar productos a la basura a la vuelta de vacaciones. Para empezar es importante saber que la vida útil de un alimento hace referencia al tiempo durante el cual un producto alimenticio permanece inocuo junto con todas sus características ya sean sensoriales como microbiológicas óptimas para garantizar la calidad nutricional.
Es verdad que todos los alimentos sufren un deterioro a lo largo del tiempo y, generalmente lo primero que se mira para ver si un alimento está en buen estado es la fecha de caducidad o la fecha de consumo preferente.
La fecha de caducidad nos permite saber el tiempo de durabilidad del producto sin que sea nocivo para la salud. Corresponde a alimentos frescos que tienen una corta duración como lácteos, carnes, huevo, etc.
El consumo preferente es una fecha de larga duración. Se utiliza en alimentos que son estables a temperatura ambiente. Su deterioro no genera un riesgo para la salud. Este es el caso de granos, cereales, conservas(cerradas), productos congelados, etc.
Esta es una forma rápida y sencilla para clasificar qué alimentos están en buenas condiciones y cuáles no. Pero nos atrevemos a decir que este indicador no es el más importante ya que a veces el alimento puede dañarse antes de la fecha indicada por conservarlo en malas condiciones.
Por eso, es crucial prestar atención y tener en cuenta aquellas señales de alarma que nos indican los propios alimentos para cuando ya no son aptos para su consumo. Entre estas señales están la temperatura, la humedad, el color, la textura y el olor. Porque cuando un alimento empieza a deteriorarse, si ponemos en marcha nuestros 5 sentidos podemos observar los siguientes cambios y prevenir riesgos.
Por ejemplo, en alimentos en mal estado se podría apreciar:
- Pérdida de turgencia, ablandamiento
- Separación de fases líquidas/sólidas (por ejemplo el lacteos)
- Aparición de mohos u otros microorganismos en la superficie
- Olor rancio
- Aumento de acidez
- Pérdida de humedad
- Oxidación
- Pérdida de color
- Turbidez (en las bebidas)
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Pero…. ¿Qué trucos caseros podemos utilizar para determinar si un alimento es apto o no para su consumo?
Huevos: Puedes sumergir el huevo en agua. Si flota significa que se encuentra en mal estado.
LÁCTEOS: Observa si el envase se encuentra hinchado, separación de fase sólida y líquida y el olor (agrio).
PESCADOS: Observar los ojos (no deben estar salidos y tienen que tener un aspecto brillante). Puedes pasar un cuchillo sobre las escamas, si estas se desprenden fácilmente significa que el pescado está pasado. También puedes fijarte en el olor, si es demasiado fuerte o rancio, no deberías comerlo
CARNES: Observa si la superficie se encuentra pegajosa, el color más amarronado, grasa de color amarillento significa que es un corte viejo.
POLLO: Fíjate en el color de la piel, si es gris o transparente, no deberías comerlo. Recuerda mantener estos alimentos a temperatura de nevera (4ºC), si no lo consumes en un periodo corto de tiempo puedes congelarlo en raciones.
FRUTAS Y VEGETALES: Analiza bien el color de la piel, la turgencia (se pone blanda) y ver si hay presencia de mohos en la superficie. Si detectas estas irregularidades puedes lavar bien los alimentos e intentar, si es posible, retirar la parte infectada para evitar el desperdicio alimentario.
HARINAS Y CEREALES: Es importante conservar los alimentos en envases herméticos, preferentemente de plástico o materiales duros como el cristal ya que los insectos suelen comerse el cartón o el papel y pueden entrar en el interior de este tipo de envases y dañar el alimento. Siempre en botes cerrados herméticamente, puede ser en almacén o estantes donde no haya humedad. También puedes guardar la harina en la nevera o incluso en el congelador para evitar que se estropee durante estos meses de verano. Al tener poca cantidad de agua podrás recuperarla rápidamente para elaborar tus recetas. Es importante saber que la aparición de insectos en estos alimentos indican que no debe consumirse.
También puedes colocar una hoja de laurel dentro del bote e ir cambiándola cuando veas que pierde el olor, esto neutraliza el ambiente evitando la aparición de insectos.
Se recomienda también revisar la despensa periódicamente y mantenerla limpia y, si algún alimento se contamina, verificar que la estantería donde estaba el alimento en mal estado no ha contaminado al resto de productos “vecinos”.
PRODUCTOS ENLATADOS: Cuidado con las latas abombadas, fíjate bien antes de abrirlas. Si te encuentras alguna con forma abombada, irregular, con algún rasguño, agujeroo golpe, deberías deshacerte de ellas y no consumirlas. La presencia de estas irregularidades en este tipo de productos puede indicar la presencia de microorganismos patógenos. Fíjate en la tapa de los botes y latas, no debería haber entrado aire ya que eso indicaría que se ha perdido el vacío y dañar el alimento del interior.
En FreeFood queremos compartir estos trucos para disminuir el desperdicio innecesario de alimentos y por otro lado evitar también intoxicaciones y el malestar que pueda ocasionar el consumo de alimentos en mal estado para la salud. Nuestro equipo quiere cuidarte por eso si te pasas por nuestra tienda te explicaremos cuál es la forma óptima de conservación de cada uno de nuestros productos para que puedas exprimirlos al máximo.
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