1. Lavar el mijo y verter en una olla con el doble de cantidad de agua a fuego medio. Cuando hierva, tapar, bajar el fuego, cocinar 12 minutos, lavar, colar y reservar.
  2. Desgranar los guisantes y reservar.
  3. Preparar un bol grande con agua y una cucharada de sal o un chorro de zumo de limón. Este paso es para conservar las alcachofas, que no se oxiden, no se pongan negras.
    Cortar la base de las alcachofas y eliminar las hojas feas hasta acercarse al centro y cortar dos dedos aproximadamente por la parte de la punta. La idea es que nos quede el corazón de las alcachofas. Cortar las alcachofas en trozos pequeños e ir añadiendo al bol con agua.
  4. Pelar y cortar la cebolla y el puerro en trozos pequeños. Saltear en una sartén con un poco de sal y un chorro de aceite.
  5. Añadir las alcachofas, la pimienta y las  hierbas provenzales.
  6. Añadir los guisantes desgranados.
  7. Lavar y cortar la calabaza en trozos pequeños y añadir a las alcachofas.
  8. En cuanto las alcachofas estén tiernas añadir el mijo. Salpimentar al gusto y añadir un toque de perejil.

      

  • Donde haya alcachofas triunfa el plato. Como este plato de mijo, pseudocereal alcalinizante rico en hierro, que combinado con las alcachofas y un buen sofrito de puerro y cebolla alimentan a cualquiera.

    La alcachofa, gran beneficiosa del hígado, es muy buena en cualquier forma de cocción. En este plato la puedes saltear con la cebolla y el puerro, como también la puedes hornear ya cortada en trozos en una bandeja de horno. Añádele a esta receta el toque de los guisantes y así aportaremos parte de vitalidad a este plato de alcachofas.